Los nuevos dispositivos exigen flexibilidad de las empresas.
El mercado de wearables, los dispositivos vestibles, crece cada año. De acuerdo con una investigación de la IDC, el incremento fue del 21,7% en el tercer trimestre de 2018, comparado con el mismo período del año anterior, alcanzando 32 millones de dispositivos más vendidos en todo el mundo.
La previsión es que al final de 2019, más de 200 millones de dispositivos estén en uso.
Comentamos recientemente los cambios que esos dispositivos están llevando al mundo corporativo, cambiando el término BYOD a BYOW, o Bring Your Own Wearable Devices. Entre las principales preocupaciones de permitir la conexión de los relojes, gafas y audífonos está justamente la seguridad, ya que los equipos pueden cargar malware y otros tipos de virus.
Sin embargo, como toda tecnología, las empresas, poco a poco, necesitarán ceder a los deseos de sus trabajadores a cambio de la promesa de mayor productividad. Cada usuario utiliza la interfaz y las aplicaciones que mejor se adaptan y satisfacen directamente sus necesidades y con las cuales están más acostumbrados.
Es, entonces, que surge la necesidad de organizar una política de uso con reglas claras que deben beneficiar los dos lados: tanto el uso de los trabajadores, como la seguridad de la empresa.
Para que la política de uso sea eficiente, es necesario adoptar algunas estrategias:
1 – Reconocimiento de los usuarios: Así como en el BYOD, lo ideal es registrar también los dispositivos vestibles para que tengan autorización de conectarse a la red corporativa. Hacer un registro con el equipo de TI es esencial para que se identifiquen sus actividades en la red. De esta manera, el dispositivo obtiene un login y una contraseña específicos para ser usado.
2 – Comunicación clara: la política de uso debe ser esclarecedora. Entre sus objetivos está el de informar a lo que se puede o no acceder dentro de la empresa mediante los nuevos equipos.
3 – Protección de los dados: los archivos estratégicos deben tener algún tipo de bloqueo para que no puedan copiarse, guardarse o utilizarse en dispositivos wearables.
4 – Mejore el uso de los dispositivos: ¿qué pueden mejorar los dispositivos vestibles en la rutina de un proceso? ¿Qué están haciendo otras empresas para aplicar la tecnológica al negocio? Hacer un estudio de los casos de éxito puede potenciar el uso de los wearables y se irán desarrollando nuevas herramientas para apoyar y perfeccionar a nueva tecnología.
5 – Indique la responsabilidad de cada lado: puede haber incidentes tecnológicos en cualquier momento. Especialmente cuando se trata de conexiones online, en cualquier momento pueden suceder invasiones en brechas. Por esto, vale la pena especificar, en la política de uso, la responsabilidad tanto de la empresa como del usuario en esas ocasiones.
6 – Adapte la política existente: ¿cuáles son las reglas para BYOD en la empresa? ¿Cuáles son las reglas para el uso de la información corporativa? Vale la pena adaptar una nueva versión de la política que ya existe para los dispositivos vestibles. Además de menos trabajoso, no confunde a los trabajadores.
Finalmente, como la llegada de esos dispositivos al mercado corporativo todavía es novedad, debe prevalecer el sentido común. Los usuarios deben ponerse en el papel de la empresa y entender la importancia de la seguridad digital, de la misma forma que las organizaciones necesitan iniciar una discusión sobre el permiso de uso y desarrollar las reglas.
